Las Navidades están a punto de terminar y con ellas la época con mayor número de propósitos formulados del año. Seguramente uno de ellos haya sido ponerte las pilas con el deporte o controlar lo que le echas al cuerpo y por ello te damos la enhorabuena pero como no solo de buenas voluntades vive el hombre, te damos unos consejos para que esos propósitos no se queden en meras palabras y se conviertan en hechos:
15 días para asimilar una rutina….90 días para cambiar tu forma de vida
Esta frase la habrás oído más de una vez y seguramente la hayas puesto en práctica. 15 días son los que se consideran necesarios para eliminar una costumbre o añadirla en tu vida pero para que se convierta en parte de tu forma de vida deberás ser capaz de prolongarla hasta los 90 días. Olvídate de soluciones rápidas y céntrate en soluciones a largo plazo.
¿Tus objetivos son realizables?
Puede que parezca una obviedad pero para poder cumplir un objetivo este debe ser realizable…..por y para ti! De nada sirve que te propongas hacer una dieta ultra elaborada si apenas tienes 15 minutos a la semana para cocinar o pretendes subir el Mont Blanc en invierno entrenando 1 vez a la semana en el parque que hay debajo de tu casa. Los objetivos que te pongas deben poder realizarse, con esfuerzo, pero nunca te exijas imposibles o la frustración hará acto de presencia.
¿Te hace feliz o mejora tu calidad de vida?
Parece que en lugar de propósitos hacemos un listado de condenas que llevar a cabo a base de sufrimiento y tormento para conseguir un resultado aceptado socialmente….Nada más lejos de la realidad, los objetivos que os pongáis deben ser capaces de sacar lo mejor de vosotros mismos para que os sintáis potenciados no para agradar o cumplir las expectativas de nadie. Si no te hace feliz llegar a la meta mucho menos te lo hará el camino hasta ella.
Mejor en buena compañía
La idea de hacerlo solo no es mala pero es posible que tu motivación a lo largo del tiempo se vea afectada y es ahí donde tener un compañero puede marcar la diferencia entre abandonar y seguir adelante con tus propósitos. No se trata de tener un policía que te obligue a llevarlos a cabo sino un hombro sobre el que apoyarte cuando creas que no puedes más.